De la verdad incómoda a la incomodidad de la verdad.

Se nos presenta en las salas de cine de nuestro país, y del mundo entero, un producto audiovisual Una verdad incómoda, que forma parte de una extensa campaña propagandística, basada en el calentamiento global del planeta, del señor Al Gore, ex vicepresidente de los Estados Unidos de América. Con su ordenador Macintosh y gracias a Internet y a la información obtenida por su privilegiada situación política, Gore consiguió elaborar un libro con el mismo título, de próxima publicación en España. Con más de 700.000 copias vendidas sólo en la edición inglesa, a las que hay que añadir las vendidas en 23 ediciones y otros tantos idiomas, el libro de Gore, junto con la películay el DVD (un millón vendido sólo en Estados Unidos) del que se pondrá a la venta próximamente también en España (10.000 copias), Gore ha conseguido un verdadero cuerpo diplomático de carácter mediático que le abre las puertas de los grandes salones y foros mundiales.

Al Gore es recibido en Madrid (seis febrero de 2007) por el presidente del Gobierno español en el Palacio de la Moncloa. Varios ministros y otras personalidades acuden a su primera conferencia en España: El mayor problema actual de lahumanidad y nuestra contribución para frenarlo. Conferencia que se anuncia en los medios con subtítulo: debate abierto con Al Gore. Ésta conferencia permite la asistencia libre a aquellos que abonen 470 € + IVA, cantidad que no da derecho a tomar imágenes ni grabación audiovisual de ningún tipo y tampoco a formular pregunta alguna al señor Gore, prohibición que afecta también a los periodistas. A pesar del ofrecimiento de plazas gratuitas para organizaciones ecologistas, algunas de éstas han recibido respuesta negativa a su presencia si no abonaban la cantidad citada.

Al Gore se presenta en la película como un enviado de la naturaleza, de origen norteamericano pero que también se dirige a los no norteamericanos (el producto ha de venderse en el mundo entero). El nuevo profeta, siguiendo la metodología bíblica de las siete plagas de Egipto, nos anuncia la octava plaga del calentamiento global que arrasará de nuevo el planeta. Con un discurso americano para los norteamericanos, Gore maneja hábilmente la información que le parece oportuna y en esta misma línea elabora las conclusiones sobre el terrible futuro que se nos avecina y las soluciones con las que ya contamos.

Así, los datos que ofrece sobre la situación actual del calentamiento global del planeta provienen de «los científicos«, que los hay buenos, de los que él se fía y que dicen la verdad, y malos, que la ocultan por dinero. Al Gore para nada cita a los científicos (cerca de 2500) que desde 2001 y por mandato de la ONU trabajan en el Panel intergubernamental sobre el cambio climático (IPCC en sus siglas en inglés) que, por cierto, ofrecen una información más rigurosa y menos catastrofista que la expresada por el ex vicepresidente. Al Gore sólo nos habla del CO2 (anhídrido carbónico o dióxido de carbono) como único gas de efecto invernadero ignorando deliberadamente los gases, algunos como el metano, responsables de un efecto mucho mayor aunque esté presente en menores cantidades. ¿Tendrá algo que ver este olvido del IPCC con la política del presidente Bush de desprestigio de la ONU y rechazo a la firma del convenio de Kyoto?

Al señor Gore parece que le gusta mas el simple CO2 que las dioxinas, furanos, PCB’s y otras complejas substancias de imposible reciclaje en la naturaleza, a diferencia del CO2 (que podría ser convertido en biomasa de no haber deforestado el planeta) y sobre las cuales sí hay consenso absoluto de su extrema peligrosidad. Por esta razón, identificadas las doce substancias más letales existentes en la atmósfera, en los suelos, en nuestros cuerpos y en el de la mayoría de los seres vivos,y que lo serán durantegeneraciones, se firmó, en 2001 y ratificó en 2004 el Convenio de Estocolmo. Pero los procesos de incineración, en los que se generan la mayoría de estos compuestos, además del CO2 en el que sólo se fija Al Gore, continúan y poco o nada sabemos de su evolución, si exceptuamos la información de los investigadores médicos, sobre su mayor presencia en los tejidos y órganos humanos.

En su película, podemos ver cómo va asufrir la Naturaleza, la obra de Dios, con mayor precisión y crudeza, que sus propios habitantes. Al referirse a los efectos del cambio climático en África, nos muestra un pobre mapa con el lago Chad, sin imagen alguna de sufrimiento de sus habitantes. La única imagen que ofrece para mostrarnos su angustia y sufrimiento que le lleva hasta la muerte, es la de un oso polar que nada hasta 100 Km y muere, para encontrar hielo. Quizás la visita a España le sirva para que los ministros y otras autoridades le sugieran que cambie el oso por los africanos que, en mucho mayor número, mueren al intentar cruzar el estrecho de Gibraltar, para encontrar una vida mejor. Ya sabrá él, o sus asesores audiovisuales, que los africanos no son blancos como el oso.

Sin embargo, en la película no podemos ver las causas que han provocado la ruina económica y social de ese gigantesco continente que contiene una gran parte de los recursos naturales del planeta y que, quizás por ello se encuentre en la actual situación de ruina. Simplemente y al mostrarnos el lago Chad seco ( con una flecha que dice Darfur a la derecha y Níger al izquierdo), nos indica el ex vicepresidente, que esta situación complica los demás problemas que tienen ahí. Y, por supuesto, nada nos dice sobre como solucionarlos.

Tampoco nos explica el señor Gore cual es la causa verdadera de la situación en el mundo sobre el agotamiento de los recursos, la contaminación ambiental y la desigualdad actual económica y social. A pesar de que en 1972 ya se realizó un exhaustivo informe (Los límites del crecimiento, informe al club de Roma sobre el predicamento de la humanidad). Donella H.Meadows, Denis L,Meadows, Jorgen Randers y William Berens III), al cual han seguido otros estudios que han dado pie a la declaración de la Cumbre de la Tierra (Río de Janeiro, 1992) sobre la necesidad de la conservación de los recursos, el señor Gore no nos habla en sus soluciones de reducción alguna del consumo de recursos naturales, energéticos o no. Sólo nos habla de energía y CO2. No le preocupa el sufrimiento actual de las personas por la destrucción de sus territorios, los desplazamientos y las muertes como consecuencia de la depredación de los recursos, pero sí se muestra compungido al pensar en su granja, en la que pasó su idílica infancia. No sabe en que quedará tras el calentamiento global.

El consumismo es intocable, como alma y motor de nuestra actual civilización que transforma recursos naturalesen residuos en la proporción del 93%. Sólo el 7% de los recursos naturales que utilizamos (minerales energéticos y no energéticos, alimentos,…) son transformados en bienes útiles para nuestro exagerado consumo. Al Gore nos indica que la solución está en cambiar el coche por otro sin decirnos si en la fabricación y utilización de este nuevo coche, se consumen más o menos recursos y si la eficiencia transformadora (mayor aprovechamiento de los recursos) será mayor o menor. Igual sucede con la energía, mostrándonos unos paneles fotovoltaicos (transforman la luz solar en corriente eléctrica) que, hoy por hoy, necesitan en su proceso de diseño, fabricación y montaje, más energía que la que producirán en su vida útil. Nos dice el señor Gore que demandemos a las compañías eléctricas energía limpia, verde. ¿ A que energía nueva se refiere el señor Gorecuando nos habla de que se puede llegar a emisión cero de CO2?. Alcanzar este objetivo en el uso intensivo de la energía en un país como los USA, y en el mundo, significa no quemar materia orgánica (petróleo, gas natural, carbón, madera,…). Sólo la energía nuclear de fusión, en el sueño del reactor reproductor (ITER), puede suministrar con garantías las gigantescas demandas actuales y más aún en el futuro, que exige nuestra civilización de consumo – destrucción- fabricación- consumo. Sólo una fuente inagotable de energía eléctrica, podría garantizar la disponibilidad del hidrógeno para sustituir a los combustibles fósiles en los procesos de combustión. Coincidencias entre Al Gore y Jeremy Rifkin.

Una vez más, Al Gore, nos recuerda que es norteamericano y habla para los americanos en lo fundamental y que, sólo se refiere al resto del mundo en las partes menos importantes de su discurso. Nos dice que debemos reducir la dependencia del petróleo extranjero, no la movilidad compulsiva y enfermiza que nos impulsa a desplazar materiales, productos y personas constantementeycada vez mas deprisa y lejos. Sí nos dice que debemos de reducir la extracción de petróleo en nuestro país. ¿A qué país se refiere?. La mayoría no tienen petróleo. Esta consigna, bajo el epígrafe de seguridad nacional se traduce en verdadero rechazo a la importación de petróleo, tanto para los militaristas (guerras territoriales por su control), como para los halcones fiscales (repercusión de las importaciones en la valoración del dólar) y económicos del neoconservadurismo que arropa al presidente Bush. También parece que pretende satisfacer los deseos de las poderosas sectas evangelistas que predican incesantemente el deber del hombre de conservar la Tierra que nos dio Dios. Aunque Al Gore no responde a la pregunta clave para estas sectas: ¿qué coche conduciría hoy Jesucristo?.

Al Gore, en definitiva, pretende asustarnos (el miedo es el instrumento más sutily útil del poder), responsabilizarnos a todos, pero sin mostrarnos gráfico ni tabla alguna de la responsabilidad que corresponde a cada uno (personas, grupos económicos y sociales, países). Es más, en el fondo, él tampoco sabe porque nos pasa ésto. Así se lamenta con un como en nombre de Dios pudo pasar aquí, al referirse a los desastres producidos por el huracán Katrina.

Al Gore no exige responsabilidades a los conocidos causantes de la situación actual y futura, cuyo enriquecimiento material es aún mayorque el aumento del desastre ambiental que han producido (sólo Exxon-Mobil (nota del editor exxonsecrets.org), ha obtenido en 2006, 30.361 millones como beneficio, el mayor obtenido por una empresa en la historia del capitalismo), pero si exige que aceptemos esta situación como el pecado de toda la humanidad y que trabajemos todos juntos en el futuro para salvar el peligro que nos acecha.

Tampoco nos indica cuánto CO2 se emitió a la atmósfera como consecuencia de la fabricación, pruebas, transporte y utilización del desproporcionado ejército de su país, que no es el de la humanidad en su conjunto. O del emitido en las sucesivas guerras por el control del petróleo (bombardeos, voladuras de pozos de petróleoy refinerías, roturas de oleoductos y gasoductos.

Para este simple y sostenible discurso, ya está el republicano Schwarzenegger, quizás con mayor tirón cinematográfico, en cuya avanzada, ambientalmente, California, nadie se puede comprar, todavía, el coche que conduciría Jesucristo.

Como conclusión, la propaganda de Al Gore no ofrece nada nuevo y riguroso (mejor escrito y razonado, aunque no presentado, está el primer informe al club de Roma de 1972 y más rigurosa y científica es la información aportada por el IPCC de la ONU en 2001). Sigue la Biblia en su presentación y simpleza del análisis, causas y formulación de los remedios, recomendando rezar a los que sean creyentes. Para cobrar los beneficios del desastre y los que se derivan de su divulgación, incluido él mismo, existen nombres y apellidos. Para pagar los daños ambientales, debemos estar todos juntos y hermanados y al que le toque más concretamente, preguntarle a Dios: » por qué a nosotros y aquí«. Al Gore desaprovecha en esta magnífica, y quizás irrepetible, ocasión, la oportunidad de ofrecernos su currículum personal al respecto: las labores, los sacrificios y los logros obtenidos durante su carrera política incluido su período de vicepresidente de Estados Unidos. Quizás así, hubiera ganadolas elecciones y seria hoy Presidente en lugar de vendedor de libros y DVD’s, aunque entonces quizás no hubiera sido iluminado por Dios para predicar el desarrollosostenible, algo que, según manifiesta él mismo, sólo sucedió tras perder las elecciones presidenciales. Es entonces, cuando el nuevo profeta ecologista manifiesta que: vi claramente la misión que venía persiguiendo.

Vean, lean y juzguen ustedes, sobre todo los privilegiados que hayan podido oíry ver al profeta, por 500 €, si no estamos asistiendo a un fenómeno global, ecológico, económico y religioso, que atrae por igual a niños y mayores, orientales y occidentales, plebeyos (los que como yo sólo vemos el DVD que nos ha pasado un amigo) y aristócratas (los que le pagan los 200.000 dólares por conferencia y tienen la potestad de verle e incluso hablarle). Para terminar, unas últimas preguntas, ¿qué habrán aprendido, tanto el presidente del Gobierno como los ministros y otras autoridades, de sus conferencias?, ¿Habrán pagado la entrada?, si es así, ¿lo habrán hecho con el dinero de nuestros impuestos?. Le darán por estos méritos, o ¿será por otros que no conocemos ?, el próximo premio Príncipe de Asturias de la cooperación2007?. ¿Se leerá, el señor Gore este artículo, y otros parecidos, alguna vez?. ¿Nos dirá, por fin, cual es el coche que conduciría hoy Jesucristo? En, Madrid no lo pudimos averiguar.